Escucho cómo el fuego va consumiendo la madera, los chispazos típicos de quien somete un pino o un algarrobo a una fogata. El humo, inevitable señal del asado, acá se va más lento, más espeso. Y de la sinfonía de pequeñas llamas se desprende un crack, un sonido que no entiendo hasta que veo dónde estoy.
Ahora el fuego ya no está. Avinash me mira fijo, me prueba. Olvida su sonrisa, la que tenía hasta hace dos minutos, y me clava esos ojos negros para ver hasta dónde llega mi interés. Me doy cuenta y me pongo serio, le demuestro mi respeto por su cultura y su religión. Y me pregunto si el respeto impostado es respeto. Como sea, mi cara me vende, estoy realmente asustado y no puedo esconderlo. Tampoco quiero. Así lo siento y así quiero vivirlo, con miedo, con muchísimo miedo. Vinimos hasta Varanasi para tratar de entender qué significa el río Ganges para la religión hindú, la más importante de India y la más venerada por su gente. Y ahora estamos acá, frente al río más sagrado del mundo, en cuyas orillas se queman alrededor de noventa cuerpos al día con el fin de purificarlos, de liberarlos. Acá, donde el agua recibe las cenizas de todos esos cuerpos, acá donde el color verdoso se confunde con el negro, acá estamos con Joaquín, en silencio, mirándonos y escuchando a Avinash, que nos explica por dónde meternos al Ganges.
Vuelvo a escuchar el crack. Una tráquea se quiebra y la cabeza, tendida, se descoloca. Miro para un lado, después para el otro, y busco un cómplice que me acompañe en este rito. No lo encuentro, no está. Estoy sentado en un botecito a seis metros de la orilla del río. En frente mío está el crematorio más imponente del mundo y acá estoy, quieto, callado, mirando cómo incendian cuerpos y más cuerpos.
El fuego va haciendo su trabajo. De a poco va consumiendo la carne, los pelos, las uñas pintadas de los pies. Alrededor de ese cuerpo tirado, uno más entre los diecisiete que lo rodean, están sus familiares cantando y celebrando la muerte. Hacen una ronda y lo ven arder, desaparecer, lo ven irse detrás del humo. Uno dirige la ceremonia mientras los otros elevan cánticos religiosos que estoy lejos de entender. Lo miro y lo siento, pero no lo entiendo. Hay cosas que se conocen desde la teoría, otras que sólo se pueden experimentar. El Hinduísmo, en India, es una de esas cosas. Se vive más allá de cualquier análisis o estudio. Como esto, ver quemarse un cuerpo en Varanasi, donde a tres o cuatro metros de esa ronda de familiares hay una montaña de maderas que, apiladas, forman una hoguera enorme. Junto a ella espera su turno otro cuerpo.
Hay sol en Varanasi. Camino junto a Avinash y le confieso mis miedos. Le pido que me cuente las consecuencias que puede traerme bañarme en el Ganges, donde desde hace más de 3000 años se tiran no sólo cuerpos sino también basura, restos de comida, todo tipo de materia fecal, todo tipo de mierda. Avinash me mira triste y me contesta: “Mi hijo y yo nos bañamos todos los días acá, este es nuestro río, esta es nuestra madre, mother Ganga. Acá me bañaba con mi papá cuando era chico. Si querés meterte tenés que estar decidido, tenés que sentirlo. Cuando yo era más joven –se ríe–, lo cruzaba de costa a costa nadando. Me demoraba unos 40 minutos, estaba en forma, claro. Hoy ya no puedo –esconde una mirada avergonzada que baja despacito y con un lerdo gesto levanta la mano izquierda mostrándome un cigarrillo–. En fin, si no estás seguro no te metas, probablemente no tengas una buena experiencia”.
Callo, elijo hacer silencio aunque no tengo más que decir. El silencio me calla a mí en realidad, me somete a su mando. Por suerte Joaquín lo quiebra al medio después de unos cinco o seis segundos diciendo que él está convencido. Arrancamos y en pocos minutos llegamos al Gat en cuestión (Gat se llaman los puntos estratégicos que se usan para dividir la orilla del Ganges en paradas). Avinash nos explica las oraciones de respeto que hay que decir antes de entrar al río. Atrás de él reluce una esvástica, que es el símbolo que representa al Hinduísmo desde hace más de 3000 años. Joaquín escucha atento mientras yo voy preparando la cámara. No duda, se saca la remera, el pantalón y se sienta en las escaleras de cemento que se meten en el río. Baja la cabeza, repite las palabras de respeto hacia Ganga y se manda. Lo veo a él y decido decidirme.
Aparatosamente empiezo a sacarme la ropa y Avinash me dice: “si vas a meterte tenés que dejar tu ego de lado”. Bajo las escaleras un poco asustado y en el último escalón que está fuera del agua me resbalo como pocas veces en mi vida. No me mato de casualidad, porque Ganga o porque Shiva, quién sabe. Me paro rápido y lo miro a Avinash como pidiéndole disculpas. Me repite que deje mi ego de lado. Me siento, digo las palabras de honra al río y me someto a la experiencia. El agua me cubre por completo.
Esta es la forma de vida en India, es su cultura. Hace más de 3000 años que queman a sus muertos para después esparcir las cenizas en el Ganges. En los crematorios los cantos son los que marcan el compás de las ceremonias. Ahora están creciendo y son cada vez más ensordecedores. Me pregunto qué se dirá a sí mismo ese cuerpo cubierto de trapos que está ahí acostado hace más de treinta minutos, en la cola para terminar en polvo. Me pregunto si se dirá algo, si su alma pensará en forma de palabras. Imagino que disfruta sus últimos instantes de vida y trata de respirar fuerte, pero fracasa. Uno de los familiares agarra una antorcha encendida y sin vacilar le da mecha a la hoguera. Las llamas suben, envuelven el cuerpo y empiezan a llenarle las cavidades de humo blanco, lo intoxican. Los otros, mientras tanto, siguen cantando, casi que gritan, y yo los miro y trato de encontrarles la lágrima. No está. Empiezan a sonar los tambores que llegan desde lo alto del crematorio. Hay mucha gente parada; son todos hombres hablando como si fuese una plaza más de las tantas. Hay mucho humo, mucho, y hay más de veinte cuerpos tapados con sábanas de colores y flores esperando su turno. Hay escalones grises oscuros de unos cincuenta centímetros, fríos y sucios. Hay un tipo, una especie de verdugo que va hurgando entre las hogueras y después de largas horas agarra lo único que queda del cuerpo humano tras la incineración. No es cualquier hueso, es el coxis, el único que no llega a quemarse a esas temperaturas. Lo agarra con dos palos de madera y camina hasta donde estamos nosotros, que miramos todo desde un bote junto con otros turistas. Lo tira, las gotas nos salpican en la espalda y el Turco, argentino que conocimos en Varanasi, dice que le entró una en el ojo. Pregunta si con eso alcanza para estar purificado o si va a perder la vista. Nos reímos, descontractura el ambiente, pero no pasan más de nueve o diez segundos que otra vez estamos todos mirando atónitos, estupidizados con lo que vemos. Y entonces veo una vaca acostada adelante mío que también lo mira todo pero que no se sorprende en lo más mínimo. Hay dos perros que juguetean y corren alrededor de los cuerpos. Cada tanto terminan de cabeza en el agua oscura o nadando entre ceniza y basura, buscando algún pedazo de carne que se pueda rescatar.
Ya llevamos más de cinco minutos metidos en el río. Joaquín me dice que hay que experimentar con el cuerpo lo que sienten los hindúes, no con la cabeza, porque no podríamos. Le digo que sí y vacilando le planteo qué pasaría si aparece un cuerpo flotando o si pisamos un cráneo. No me contesta, pero a los pocos minutos salimos del río. Avinash nos da una palmadita, se lo ve contento. Y un perro, quizás el mismo que antes hurgaba en el crematorio, acerca su hocico a mis piernas. Me huele uno o dos segundos y después, como decepcionado, se va en busca de otro cuerpo.
Texto: Ignacio Antelo
Video: Expreso a Oriente
31 respuestas a Varanasi
Genial chicos. Me encantó. Además ahora están doblemente purificados.
Impresionante capitulo… uno de los que mas me atrapo.. y te juro Ignacio q me hubiera sentido igual que vos.. igual yo no se de donde hubiera sacado las fuerzas o no se q.. para meterme al río… los admiro de verdad!
Chicos mucho éxito en lo que viene!
Buen relato, me gustó 😉
que les puedo decir..sensibilidad a flor de piel, un capitulo para recordar..y tus palabras ignacio no tienen desperdicio. los quiero, los abrazo a la distancia.
Gran capítulo, chicos!! Ojala no se acabaran nunca.
Muy buena descripción, me imaginé en mi mente toda la experiencia que cuenta el relato; aunque no me imagino lo que se puede sentir estando a orillas de ese río… Se me puso la piel de gallina en varios pasajes del video, lo miré con miedo e impresión; sin embargo me gustó tanto que lo miré dos veces… Felicito a expreso a oriente, estoy aprendiendo mucho con uds.
Está cada vez mejor. Me encanto el capitulo chicos, y el relato, negrito…. de puta madre. Sigan así!!!!!
el mejor… quede pa´adentro… un beso
Al final se tiraron, son unos hijos de puta!!
MUY FUERTE VIDEO Y RELATO! UFFF un sacudón! Beso grande y abrazo a la distancia!
Maravilloso todo. En mi opinión me gusta mucho más esta segunda parte, sin quitar valor al primer video y texto, éste me parece que es la viva imagen de vuestra alma en India! Un viaje al centro del Hinduismo, una explosión de vutalidad y pureza! Grandes! Muchíssimas felicidades por vuestro arte y por el respeto que mostrais en todo momento. El respeto aqui en Asia es un concepto que va más alla de lo racional, el respeto es la puerta que abre mil preguntas hacia lo que somos y lo que hacemos. Hace cinco meses que cambié mi hogar Barcelona-Spain EUROPA por Kuala Lumpur-Malaysia-Asia…y si les digo la verdad éste cambio es y sera relevante en mi vida. Gracias de nuevo por compartir vuestro viaje…que desde lo supe, pensé que era BRUTALIX
¡Muy buen relato! Ahora… ¿cómo les permitieron filmar? Cuando estuve, sentí miedo de sacar la cámara, intimidado por los que estaban en el lugar. La verdad es que es un espectáculo que tratamos de desmenuzar en todos sus componentes pero, aunque nos metamos en el río, no vamos a comprender. Ellos, están 3000 años más allá que nosotros. En todo sentido.
“Mother India”.
Sensacional.
Chicos! Se acuerdan de mi? Yo no me banye en Varanasi pero tampoco me arrepiento! Ahora estoy en Rishikesh, cerca del Himalaya donde el Ganga es claro y cristalino… hermoso y mas saludable! jajajaja
Realmente increíble. Fue uno de los capítulos que mas me emociono, desde las imágenes, las palabras de Ignacio, el relato de Avinash, pero mas que nada sus miradas chicos dijeron mucho. Creo que pudieron transmitir muy bien su experiencia allí. EXCELENTE, y me quedo cortísima de palabras. Saludos
Zarpado! Me emocioné y todo. Realmente, mucha envidia de ustedes: de su talento y sus empeño. Envidia sana, pero envidia al fin. Sigan así.
Definitivamente Nacho fue una buena sedición haber ido!! Muy bueno
Me parece maravilloso lo que estan haciendo!!!!!!!! Bravo, EXITO!!!!!Beso, A.
pero q grandes…q genial esto. Es muy lindo saber de otras culturas y mas de este modo, de ustedes a nosotros o algunos de nosotros q no podamos viajar. Felicitaciones…un abrazo desde Argentina.-
Felicitaciones chicos! lograron transmitir todo, uno de los mejores capítulos.. lejos..
Me fui al último capítulo, para entender donde estaban, cada palabra me hizo vivenciar todo lo narrado. Excelente narración…Sentí cada palabra y la emoción, todavía no miré el video, pero entré en el río con Uds.Gracias…Hermosa vida…
Ya imaginaba yo que me estaba perdiendo cosas hermosas al quedarme sin internet desde el 30 de diciembre.(los amigos de telefónica están escasos de técnicos). Maravilloso el video y no menos el relato. Es todo tan atrapante y transmiten tan bien sus emociones que uno se siente ahi, con ustedes. A mi , como siempre, solo me nace agradecerles por permitirme acompañarlos. Y, saben una cosa, los quiero un montón.
Tal vez Uds. no se den cuenta de las emociones que generan. Ya los felicit’e en m’as de una oportunidad. Ahora felicito y agradezco a sus padres, hermanos, amigos y circunstancias que por efecto o por defecto llegaron a formar Seres tan maravillosos como Uds. son. Gracias a la Vida por haberlos conocido !!! BESOSSSSSS
Increible capitulo chicos!!… felicitaciones de nuevo. Besos!!
que increíble!!! Los felicito chicos por llegar hasta esa experiencia. Sea como sea, como decis Joaquín, el sólo hecho de que es sagrado para tanta gente y hace más de 3000 años, lo hace ser un lugar super especial, me imagino que con una energía diferente. Que bueno que se animaron a hacer completa la experiencia!! Pienso que estando ahi, y escuchando al hindú asegurándote con tanto entusiasmo la purificación, yo también me hubiera metido. aunque sea preparando el alcohol en gel para después jajaj. ahora cuenten, le salieron ronchas verdes ? jajaja
Se armaría un buen debate: El Ganges vs. El Riachuelo… Increíble relato como siempre ….!!
INCREIBLE LAEXPERIENCIA QUE ESTAN VIVIENDO GRACIAS POR COMPARTIR YA DESDE LA REVISTA GENTE Y AHORA CON EL VIDEO ES CASI COMO ESTAR ALLA.
Que musica es la que usaron para el video???
Es Ravi Shankar junto a George Harrison en el concierto de Bangladesh.
Excelente! Estuve ahí y sentí muchas de las cosas que dicen…Son muy buenos escribiendo, entre toda esa descripción impactacte, me sacaron buenas sonrisas. Voy a por otro destino!
Encontré una revista Gente del 2013 en una casa que alquilé y me enganché con el relato de Egipto. Al toque google me ayudó a encontrar su web. Varanasi…excelente descripción! Estuve ahí y sentí muchas de las cosas que sintieron ustedes y que cuentan de una manera genial. Muy bien escrito! Me sacaron más de una sonrisa en el medio de la impactante relato. Voy por más, sigo viaje…